La leucemia o cáncer de la sangre es más usual en la etapa de la infancia (alrededor del 25% de los cánceres infantiles son leucemias), es una enfermedad del sistema hematopoyético o productor de las células sanguíneas en la cual se multiplican los leucocitos conocidos también como glóbulos blancos. De forma total o parcial, los glóbulos blancos prematuros de la médula ósea inundan el torrente sanguíneo y esta se establece en los diferentes órganos del sistema linfático.
Este sistema es parte del sistema inmunológico, y también forma parte de los llamados órganos linfoides que incluyen por ejemplo, el bazo, los ganglios linfáticos y las amígdalas. Todas las células sanguíneas derivan de una sola célula madre ubicada en la médula ósea, esta se localiza en el centro de los huesos largos, como por ejemplo: costillas, esternón, vértebras, huesos del cráneo, pelvis y cintura escapular. Y esta es la que produce las principales células de la sangre: Los glóbulos rojos (que transportan oxígeno), glóbulos blancos (que combaten las infecciones), y plaquetas (permite que la sangre coagule y detienen las hemorragias). Por suerte la médula ósea puede trasplantarse, ya que ésta puede extraerse de un donante vivo, (comúnmente el trasplante es del esternón o de la cadera, por medio de una punción y aspiración) y transfundirse al sistema circulatorio del receptor si existe compatibilidad de órganos entre donante y receptor. Las células madre se alojarán en la médula ósea de los huesos del receptor. A esto se le llama trasplante de médula ósea. Los trasplantes de médula ósea, hoy en día son de mucha ayuda en la investigación y en las terapias de regeneración del sistema nervioso central, debido al tipo de células que la componen.
El cáncer de la sangre (leucemia) según su evolución, se divide en leucemias agudas y crónicas: la leucemia aguda se caracteriza por el rápido desarrollo de la enfermedad, mientras que la leucemia crónica tiene un curso engañoso. El paciente puede llegar a tardar meses o hasta años en presentar síntomas graves.
Otra clasificación se centra en el grado de madurez y la descendencia de los leucocitos multiplicados exageradamente: Leucemia mieloide y linfocítica, la primera cuando los leucocitos degradados proceden del tejido de la médula ósea, del que se desarrollan diversas células sanguíneas, que incluyen a los llamados granulocitos, la segunda cuando las células de leucemia aparecen por la degradación maligna de otra familia de células, los llamados linfocitos.
La leucemia se ocasiona cuando algunas células se tornan cancerosas y se propagan al torrente sanguíneo y a los ganglios linfáticos. También pueden viajar al cerebro y a la médula espinal (el sistema nervioso central) y otras partes del cuerpo. El cuerpo puede llegar a regular la elaboración de células enviando señales que indican cuándo ésta debe detenerse. Con respecto a esta enfermedad, estas células no responden a estas señales y se reproducen, independientemente del espacio disponible. Estas células anormales llegan a reproducirse velozmente y no funcionan como glóbulos blancos sanos, cuya misión es combatir a las infecciones. Cuando los glóbulos blancos inmaduros, comienzan a desplazar a las células sanas de la médula ósea, la persona llega a experimentar los síntomas de la leucemia (infecciones, anemia, sangrado).
Las causas de la leucemia no están completamente definidas, sin embargo, existen diversos factores que pueden propiciar la aparición de esta enfermedad, genéticos, inmunodeficiencias y factores ambientales. Con respecto a los factores genéticos, con el aumento de la leucemia, después de haber analizado a las personas con este mal se sabe que esta enfermedad es más usual en gemelos, que en el resto de la población, también el padecer de trastornos genéticos como el Síndrome de Fanconi y el Síndrome de Down suponen un factor de riesgo asociado a la aparición de leucemia.
Las personas que tienen el sistema inmunitario débil por la administración de fármacos inmunosupresores (que se les proporcionan a pacientes que han sufrido un trasplante de órganos), son capaces de desarrollar esta enfermedad (leucemia). Otro de los factores son los ambientales, sobre todo el exponerse a radiaciones ionizantes, a sustancias químicas como el benceno y ciertos fármacos. El tabaquismo y la nicotina están considerados como un factor adicional de riesgo en las infecciones virales especiales, el virus de la leucemia de células T humanas, pueden alterar décadas después y causar la rara leucemia de células T humanas. Algunos virus están asociados con el crecimiento de la leucemia, en especial el virus de Epstein-Barr, que está relacionado con el linfoma de Burkitt africano o los linfomas en pacientes inmunodeprimidos.
En la leucemia (cáncer en la sangre) cada caso es único y particular, pero normalmente la leucemia suele cursar los siguientes síntomas:
La leucemia empieza en la médula ósea porque es allí donde se genera la elaboración de células sanguíneas (glóbulos rojos, blancos y plaquetas). Esta enfermedad disminuye la cantidad de estas células vitales. Esta situación es la que provoca la anemia, mareos, palidez, fatiga e inconvenientes para respirar debido a la carencia de glóbulos rojos (eritrocitos). La susceptibilidad a las infecciones, en especial con hongos y bacterias, se debe a la ausencia de actividad de las células sanguíneas blancas (leucocitos).Debido a la falta de plaquetas (trombocitos), la coagulación de la sangre se reduce y hay un mayor riesgo a las hemorragias en los pacientes con leucemia.
Los signos comunes son las hemorragias nasales, puntos sangrantes en la piel y hematomas luego de lesiones inofensivas. La exploración física implica la palpación de los ganglios linfáticos, hígado y el bazo que en el caso de la leucemia pueden aumentar de tamaño. Podemos dividir la leucemia en aguda y crónica, en la primera los síntomas se desarrollan rápidamente. En la segunda, evoluciona de manera oculta sin signos típicos y por lo general no se descubre durante mucho tiempo.
En la leucemia (cáncer en la sangre) el tratamiento depende, sobre todo, de la forma de leucemia que sufra el paciente.
Según el tipo de leucemia que padece el paciente, se evalúa la intensidad, la forma y el grado de quimioterapia. La quimioterapia también presenta otros efectos, estas pueden ser las siguientes: náuseas, vómitos, malestar general, inflamación de mucosas (mucositis) y caída del cabello. Los citostáticos pueden llegar aumentar el riesgo de cáncer (carcinógenos). Los médicos deben considerar primero la utilidad y los riesgos que tiene un tratamiento.
En el caso de la leucemia la quimioterapia es, a menudo, la única posibilidad de luchar contra la enfermedad. Comúnmente, los agentes citotóxicos se administran en mono dosis o en combinación. El tratamiento de la quimioterapia se lleva a cabo en intervalos regulares (ciclos). Durante el tratamiento el médico debe realizar regularmente una analítica sanguínea. La quimioterapia daña transitoriamente la médula ósea, porque se deteriora la formación de nuevas células sanguíneas y células del sistema inmune. Como resultado puede producirse anemia y la inmunodepresión, lo cual aumenta el riesgo de infección y hemorragia.
Lamentablemente hasta el momento no se conoce ninguna medida que pueda prevenir la leucemia (cáncer de la sangre). Además, el inconveniente que se presenta es que no hay posibilidad de detectarla de manera temprana. Sin embargo, con el fin de disminuir el riesgo de cáncer, se debe tener especial cuidado con los contaminantes químicos, en particular, el benceno y las sustancias que la contienen.
Se recomienda evitar el tabaco, alcohol, hacer ejercicio, cuidar la alimentación y de ese modo llevar una buena calidad de vida. La radiación ionizante (por ejemplo, los rayos X) es un factor de riesgo. Si se presenta síntomas prolongados como por ejemplo: malestar, debilidad, fatiga y fiebre, debe acudir a consultar a un médico para que explique las posibles causas. Incluso si las probabilidades de una leucemia son bajas frente a otras enfermedades, se debe tener bien en claro que cuanto antes se detecta una enfermedad, mayor será la probabilidad de curación.
Existen muy pocas causas conocidas de leucemias infantiles relacionadas con el estilo de vida o el ambiente. Por lo tanto, resulta importante saber que en la mayoría de los casos no hay nada que estos niños o sus padres pudieran haber hecho para prevenir estos cánceres.
Fuente: oncosalud.pe