La artritis séptica es una infección dolorosa de las articulaciones. La infección puede provenir de los gérmenes que se propagan en el torrente sanguíneo desde otra parte del cuerpo. La artritis séptica también puede ocurrir cuando, debido a una lesión penetrante, los gérmenes ingresan directamente a la articulación.
Las articulaciones que pueden padecer una artritis séptica de modo más frecuente son la rodilla y la cadera, y puede presentarse a cualquier edad.
Los lactantes tienen más probabilidades de padecer artritis séptica.
Causas y síntomas
La causa de la artritis séptica es principalmente la presencia de una infección producida por bacterias u otros microorganismos patógenos en la articulación.
La forma más frecuente de propagación de estos agentes infecciosos hacia la articulación es a través del torrente sanguíneo. Pero también se puede infectar de forma directa por la cercanía con una lesión o después de una cirugía.
Hay algunas formas menos comunes de artritis séptica que se presentan de forma más prolongada o crónica y son causadas por la bacteria de la tuberculosis, Mycobacterium tuberculosis, y por el hongo Candida albicans.
Existen una serie de factores de riesgo que aumentan la probabilidad de padecer artritis séptica:
Los síntomas de una artritis séptica suceden rápidamente y son:
El dolor y la inflamación impiden que la persona mueva con normalidad la articulación que está infectada
En los bebés y niños pequeños los síntomas de la artritis séptica pueden ser ligeramente diferentes porque se añaden irritabilidad y llanto desconsolado, además de fiebre e incapacidad de mover la extremidad que tiene la artritis.
Diagnóstico
El diagnóstico de la artritis séptica se basa en la historia clínica y exploración física, pero, además, son necesarios estudios con pruebas complementarias para confirmar la sospecha y determinar la causa de la afección.
Se pueden realizar las siguientes pruebas:
Tratamiento
En el tratamiento de la artritis séptica son fundamentales los antibióticos. En ocasiones se inicia un antibiótico o una combinación de forma empírica, es decir, según los tipos de causas más frecuentes. Después se ajusta el tratamiento según el resultado del antibiograma, es decir, según el microorganismo identificado y a qué antibióticos se ha demostrado que tiene sensibilidad para asegurar que sean efectivos. Además, se recomienda levantar la articulación por encima del nivel del corazón y aplicar frío local, que puede ayudar a aliviar el dolor. También se indican antiinflamatorios y analgésicos.
Finalmente, se debe realizar fisioterapia para restablecer la función de la articulación afectada.
En las ocasiones en que se acumula líquido abundante dentro de la articulación como consecuencia de la infección, puede ser preciso drenarlo con una jeringa y aguja que lo aspire. Si no es suficiente, se puede precisar cirugía para drenar este líquido de la articulación infectada.
El pronóstico indica que la recuperación tras una artritis séptica suele ser satisfactoria cuando el tratamiento ha sido efectivo. Pero, en ocasiones, el tratamiento antibiótico no es eficaz o tarda en administrarse y la persona puede sufrir daño permanente en las articulaciones.