A continuación, se presentan algunos puntos claves sobre las hemorroides:
Las hemorroides son conjuntos inflamados e hinchados de tejido en la zona anal.
Pueden tener distintos tamaños y pueden ser internas o externas.
Normalmente, las hemorroides internas se localizan entre 2 y 4 cm por encima de la apertura del ano y son el tipo más frecuente. Las externas aparecen en el borde exterior del ano.
Las hemorroides internas aparecen con más frecuencia que las externas.
En la mayoría de los casos, los síntomas de las hemorroides no son graves. Normalmente, desaparecen por sí solos tras unos días.
Un individuo con hemorroides puede experimentar los siguientes síntomas:
Las hemorroides pueden intensificarse y crear una enfermedad más grave, como por ejemplo:
Las hemorroides se clasifican en 4 fases:
Fase I: Hay pequeñas inflamaciones, normalmente dentro de la pared del ano. No son visibles.
Fase II: En la fase II, las hemorroides son más grandes que en la fase I, pero también permanecen dentro del ano. Pueden expulsarse con las heces, pero volverán a aparecer.
Fase III: Son las llamadas hemorroides prolapsadas y aparecen fuera del ano. El individuo puede sentir que cuelgan del recto, pero pueden volver a insertarse fácilmente.
Fase IV: No pueden expulsarse y necesitan tratamiento. Suelen ser muy grandes y permanecen fuera del ano.
Las hemorroides externas forman pequeños bultos en el exterior del borde del ano. Producen mucho picor y pueden ser dolorosas si se desarrolla un coágulo sanguíneo. Las hemorroides externas y trombosadas o las que se han coagulado requieren tratamiento médico de inmediato.
El embarazo puede incrementar el riesgo de desarrollar hemorroides, ya que provoca un incremento de la presión en el cuerpo.
El embarazo puede incrementar el riesgo de desarrollar hemorroides, ya que provoca un incremento de la presión en el cuerpo.
Las hemorroides se causan por el incremento de la presión en la parte inferior del recto.
Los vasos sanguíneos que rodean el ano y que se encuentran en el interior se estiran con la presión y pueden hincharse o formar bultos, lo que provoca las hemorroides. Se puede deber a:
La tendencia a desarrollar hemorroides puede ser hereditaria o incrementarse con la edad.
Normalmente, el médico diagnostica las hemorroides tras un análisis físico. Examina el ano de la persona que posiblemente las padezca.
El médico puede hacerle las siguientes preguntas:
En el caso de las hemorroides internas, el médico puede realizar un análisis rectal digital (ERD) o usar un proctoscopio (tubo hueco provisto de luz). Le permite al médico observar el canal anal de cerca. Puede tomar una pequeña muestra de tejido procedente del ano para analizarlo en el laboratorio.
El médico puede recomendar una colonoscopia si la persona que padece hemorroides presenta signos y síntomas que sugieren otra enfermedad del sistema digestivo, o si demuestra que puede haber un factor de riesgo para sufrir cáncer colorrectal.
Estas son algunas pautas recurrentes en el tratamiento de las hemorroides para aliviar sus molestos síntomas:
Si se trata de hemorroides internas sangrantes, o muy molestas (picor o dolor importantes y continuados, secreción mucosa abundante), se pueden emplear ciertos métodos para eliminarlas, como:
La hemorroidectomía (eliminación quirúrgica de las hemorroides) se usa generalmente para las hemorroides internas de gran tamaño, molestas, y que no han respondido a otros tratamientos. Está considerada como el método más eficaz para tratar las hemorroides internas aunque, como toda cirugía, conlleva riesgos e inconvenientes. Un riesgo derivado de una intervención quirúrgica hemorroidal es la formación de coágulos en las piernas. Estos coágulos pueden producirse días después de la intervención y ocasionan hinchazón y dolor agudos.
Otro riesgo específico de la operación de hemorroides, aunque poco frecuente (<1%), es la estenosis anal, que consiste en un estrechamiento del ano y afectación del control de los intestinos que dificulta la evacuación. En la mayoría de los casos, sin embargo, el paciente es levantado poco después de la cirugía y dado de alta en las 24 horas siguientes. Durante los primeros días es habitual que se presente dolor y un ligero sangrado. Si el sangrado es intenso, debe acudirse inmediatamente al médico.
Otra técnica empleada para operar hemorroides es la anopexia mucosa circular (AMC), que utiliza una grapadora circular para impedir el flujo de sangre y reducir el prolapso mucoso anal. Esta técnica fue ideada por el cirujano italiano Antonio Longo y disminuye el dolor postoperatorio tan temido por los pacientes, aunque se precisan estudios que demuestren su eficacia a largo plazo.
Existen muchas opciones médicas para controlar mejor los síntomas de los pacientes con hemorroides.
Los medicamentos de venta sin receta: Están disponibles en Internet sin necesidad de recetas. Los medicamentos incluyen analgésicos, pomadas, cremas y almohadillas. Pueden ayudar a aliviar el enrojecimiento y la hinchazón alrededor del ano.
Los medicamentos de venta sin receta no curan los hemorroides, pero pueden ayudar con los síntomas. No los use durante más de 7 días seguidos, ya que pueden causar irritación en el área y debilitamiento de la piel. No utilice dos o más medicamentos al mismo tiempo a no ser que se lo haya recetado un profesional médico.
Corticoides: Pueden reducir la inflamación y el dolor.
Laxantes: El médico puede recetar laxantes si el paciente con hemorroides sufre estreñimiento. Puede ayudar a la persona a mejorar el proceso de defecación y a reducir la presión en la parte inferior del colon.
1 de cada 10 personas con hemorroides tendrá que someterse a una operación quirúrgica.
Bandas: El médico coloca una banda elástica alrededor de la base de la hemorroide, lo que corta el suministro de sangre. Tras unos días, la hemorroide desaparece. Es efectivo para tratar todas las hemorroides que no se encuentre en la fase IV.
Escleroterapia: Se inyecta un medicamento para encoger la hemorroide, la cual acabará contrayéndose con el tiempo. Es efectivo en la fase II y III y es una alternativa a las bandas.
Coagulación infrarroja: También llamada coagulación de luz infrarroja, en la que se utiliza un dispositivo para quemar el tejido hemorroidal. Esta técnica se usa en la fase I y II.
Hemorroidectomía: Extracción quirúrgica del exceso de tejido que causa el sangrado. Puede realizarse de varias formas y puede implicar la combinación de un anestésico y una sedación local, uno medular o general. Este tipo de cirugía es la más efectiva para eliminar las hemorroides completamente, pero existe el riesgo de complicaciones, entre las que se incluyen las dificultades en la defecación, así como las infecciones en el tracto urinario.
Grapado de hemorroides: Se bloquea el flujo sanguíneo del tejido hemorroidal. Normalmente, este procedimiento es menos doloroso que la hemorroidectomía. Sin embargo, puede conducir a un incremento en el riesgo de sufrir hemorroides recurrentes y prolapso rectal, en el que parte del recto sale del ano.
Aunque las hemorroides pueden ser dolorosas y fatigantes, no suelen representar una amenaza permanente para la salud y pueden autogestionarse hasta las fases III o IV. Si se desarrollan complicaciones, como las fístulas, puede convertirse en un problema grave.
Normalmente, las opciones quirúrgicas más avanzadas para las hemorroides son procedimientos ambulatorios con tiempos de recuperación muy cortos.
Fuente: medicalnewstoday.com